El Banco Central de Argentina publicó recientemente un reglamento que establece que el flete internacional solo se puede pagar 90 días después de la prestación del servicio. En mayo, se agregó una nueva condición: para recibir, primero debe tener una licencia previa para los procesos de intercambio.
Esta medida afectó directamente a todo el sector del transporte, causando preocupación e inseguridad, porque no hay una guía clara sobre cómo hacer dicha licencia.
Luego, al momento de realizar este proceso, las empresas descubrieron que hay varios pasos para hacer la solicitud, que implican calcular la capacidad económica y financiera del transportista, esperar a que la Hacienda Argentina la analice, la remita a la Secretaría de Comercio Exterior y esperar a que se libere en el sistema, sin una fecha límite definida.
El pago del envío internacional generalmente lo realiza la empresa que compra el producto. En otras palabras, Argentina compra productos de Brasil, que son llevados al país vecino por un transportista. El comprador paga el producto a la empresa y el envío directamente al transportista. Por lo general, el flete puede pagarse en pesos dentro de la propia Argentina, donde las empresas acceden al mercado de divisas para enviar las divisas a Brasil.
Este proceso debe esperar al menos 90 días, además de la solicitud de un período indefinido para la liberación de la licencia, lo que termina creando un segundo problema, que es el riesgo de que, con la inflación argentina, estos valores se deprecien, comenta Eliane Maas, directora de la empresa.
Según el cálculo de las entidades del sector, ya hay alrededor de 150 millones de dólares por pagar a las compañías aéreas brasileñas en este punto muerto. También estiman que, cada mes, esta cifra aumentará en 50 millones de dólares.
El impacto es nacional, porque hay empresas de todo el país que realizan envíos a Argentina, pero la mayoría están en Rio Grande do Sul y Santa Catarina. Como resultado, menos empresas querrán transportar a Argentina. La gente de mar ya casi no embarca, a menos que paguen por adelantado. Muchos transportistas también están tomando medidas para dejar de transportar productos allí
En otras palabras, hay otro impacto indirecto, que puede ser la reducción de las exportaciones de las empresas brasileñas al país vecino. Para Argentina, existe el riesgo de que el transporte marítimo se dispare, ejerciendo aún más presión sobre la inflación.
La situación ya ha sido denunciada al Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios (MDIC), al Ministerio de Finanzas, al Ministerio de Transporte, a la Casa Civil y a la Presidencia de la República. Entre las demandas, sugieren nuevas líneas de crédito para el sector y que, si Brasil crea o apoya una línea de crédito internacional para Argentina, lo haga a cambio del pago a las empresas exportadoras y navieras brasileñas.
La situación también está siendo monitoreada por el Sindicato de Empresas de Transporte de Carga y Logística de Rio Grande do Sul (Setcergs), que indica que «este cambio ha tenido un impacto negativo en el flujo de caja, el capital circulante y la salud financiera de los transportistas, que enfrentan altos costos financieros y una escasez de líneas de crédito para hacer frente a esta nueva determinación argentina».
Transmaas se ve directamente afectada por este estancamiento, pero ha mantenido todos los envíos a la Argentina, siguiendo de cerca y esperando que podamos tener una breve evolución de esta situación.